Glacís es, en el entorno de una fortificación permanete, el terreno en declive que se extiende desde el camino cubierto hacia la campiña. [1]Se hace al borde la contraescarpa, a partir del parapeto del camino cubierto, con una pendiente suave de modo que aunque el enemigo llegue cera del foso siga expuestoa a los fuergos desde el interior de la fortaleza.[2]
Se da también el nombre de glacis, o con más precisión, glacis de embrasadura, al plano inferior de la cañoñera que se dispone con una inclinación hacia fuera que permite batir el glacis.[2]
El uso de estas estructuras se debe a la aparición de las armas de fuego, y su aparición, así como la de los revellines, se sitúa a finales del siglo XV y comienzos del XVI. El glacis tiene un doble efecto beneficioso para los defensores: hace rebotar en él las balas de artillería, que salen despedidas por encima de los muros de la fortificación sin dañarlos, y en segundo lugar constituye una amplia superficie despejada, batida por el fuego defensor, y en pendiente que las unidades de asalto del ejército atacante deben atravesar previamente a saltar al foso y atacar las murallas.
En los vehículos blindados se denomina glacis también a la parte inclinada del blindaje. Esta inclinación sirve para mejorar las capacidades antibalísticas del blindaje.
Véase también
- Bastión
- Línea (ejército)
Referencias