La vivisección (del latín vivus y sectĭo) es la disección de un animal aún vivo. Su objetivo es poder observar el funcionamiento de los órganos.
Historia
A lo largo de la historia, la vivisección ha sido utilizada para la exploración científica de las estructuras anatómica y sus funciones, acabando en muchos casos con la vida de seres humanos y de animales de experimentación. Actualmente se continúa realizando esta práctica de estudio, pero de manera menos invasiva, todo ello con el propósito de lograr una mejor comprensión de la estructura y la función corporal.[1]
Polémica y condicionamientos éticos
Las organizaciones de defensa de los animales se oponen al uso de la vivisección en investigación, porque consideran que es una práctica cruel e innecesaria.
Aunque en el caso de la investigación médica es la práctica que más ha contribuido al progreso de la neuroanatomía,[2] es indiscutible que causa sufrimiento en los sujetos.
Actualmente existen controles para la investigación en animales, y se están empleando estrategias que eliminen el dolor o tienden a poder prescindir de animales vivos. En investigaciones con aplicación en seres humanos, se usan individuos virtuales que podrían simular la reacción a estímulos biológicos, físicos y químicos, de tal manera que ya no serían necesarios los ensayos con animales.[3]
La distinción entre objetivos humanitarios y comerciales es fuente de polémica.[4][5]
Véase también
- Escuadrón 731
Referencias
Enlaces externos
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